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Oct
Las cifras de obesidad infantil en el Estado español son como poco alarmantes, siendo ya uno de los peores países de Europa en tasa de sobrepeso infantil, afectando ya al 45% de los niños y niñas.
Se sabe además que este aumento de obesidad está directamente relacionado con el aumento de consumos de alimentos procesados que hay en las estanterias de todos los supermercados. No se trata tan solo de bolleria. Estamos hablando de arroz blanco, pasta blanca, pan con harinas muy refinadas, etc.
En España ya el 90% de la alimentación es ya procesada.
Se trata de un desconocimiento general de los padres y la población en general. Los niños no eligen como alimentarse, además no tienen capacidad ni elementos para tomar una decisión informada sobre las consecuencias de elegir un alimento u otro.
Es obvio que cuando existe un peligro para la salud de la población infantil, el Estado ha de actuar para protegerlos, pero sin embargo el vacío indecente lo encontramos cuando hablamos de los riesgos de salud y enfermedades asociadas a la alimentación.
Es obvio que cuando existe un peligro para la salud de la población infantil, el Estado ha de actuar para protegerlos, pero sin embargo el vacío indecente lo encontramos cuando hablamos de los riesgos de salud y enfermedades asociadas a la alimentación.
Además de todo esto, podemos observar que nuestros hijos viven rodeados por la enorme presión de la publicidad de alimentación insana que tiene como target principal la población infantil.
El mayor estudio realizado en España sobre la publicidad televisiva de alimentos dirigidos a los niños, realizado por la Escuela Nacional de Salud Pública, ha determinado que la mayoría de los productos que se anuncian como saludables en realidad están desequilibrados nutricionalmente, teniendo un alto componente de grasas saturadas, sal refinada y azúcar.
El estudio además dice que los niños viven con 7.500 impactos al año con mensajes que les dicen que coman un producto que no es saludable.
Pero si quedan dudas, la Gaceta Sanitaria publicó recientemente un estudio que muestra cómo los productos de alimentación menos saludables son los que más se dirigen a la población infantil.
Las preguntas entonces son obvias ¿Por qué en el Estado español no se prohíbe la publicidad de alimentación insana dirigida a la población infantil? ¿Por qué las grandes empresas de alimentación tienen derecho a promocionar sus productos procesados en el libre mercado aunque esto vulnere los derechos de los niños? ¿Por qué no nos responsabilizamos nosotros mismos en promocionar la salud de nuestra propia familia, realizando un cambio en nuestra propia alimentación para poder dejar una buena herencia saludable a nuestros hijos como lo hicieron nuestros antepasados?
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